En este día santo, no se celebra misa, sino un rito de oración, es el único del año en que no se celebra para expresar el luto de la iglesia. Se lee la Pasión según san Juan, se reza por todas las causas en una continua ceremonia y en el centro de la celebración está la solemne adoración de la Cruz.
"¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto".
Homilía del padre Agustín Villa
El Viernes Santo, la Iglesia-Esposa nace del costado abierto de Cristo, su Esposo, dormido en la cruz. Cristo, el nuevo Adán, con su costado perforado, permite que salga la nueva Eva, la Iglesia.
El Viernes Santo no es día de llanto ni de luto, sino de amorosa y gozosa contemplación del sacrificio redentor del que brotó la salvación. Cristo no es un vencido sino un vencedor, un sacerdote que consuma su ofrenda, que libera y reconcilia, por eso nuestra alegría.
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