Con gran gozo y agradecimiento a Dios por estos dos grandes pilares de nuestra Iglesia, le pedimos que nos regale una fe firme, al igual que a Pedro y podamos repetir sus mismas palabras: “Señor, tú sabes todo; sabes que te quiero” (Juan 21, 15).
Y como Pablo, tengamos el ardiente deseo de transmitir el mensaje de salvación, cumpliendo con la misión a la que hemos sido llamados, y decir junto con Pablo “Porque evangelizar no es gloria para mí, sino necesidad. ¡Ay de mí si no evangelizara!” (1ª Cor 9,16).
¡¡¡FELICIDADES!!!


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