sábado, 26 de noviembre de 2011

LA ALEGRIA DEL ADVIENTO




Algnas reflexiones de nuestro Santo Pade, Benedicto XVI, obtenidas de sus homilías y discursos, sobre el tiempo de Adviento.







"(...) nunca habría imaginado nadie que el Mesías pudiera nacer de una joven humilde como María, esposa prometida del justo José. Ni siquiera ella lo habría pensado nunca, sin embargo en su corazón la espera del Salvador era tan grande, su fe y su esperanza eran tan ardientes que Él encontró en ella una madre digna (...). Hay una misteriosa correspondencia entre la espera de Dios y la de María, la criatura "llena de gracia", totalmente transparente al designio de amor del Altísimo. Aprendamos de Ella, Mujer del Adviento, a vivir los gestos cotidianos con un espíritu nuevo, con el sentimiento de una espera profunda, que solo la venida de Dios puede llenar".





"El significado de la expresión “adviento” comprende por tanto también el de visitatio, que quiere decir simple y propiamente "visita"; en este caso se trata de una visita de Dios: Él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. Todos tenemos experiencia, en la existencia cotidiana, de tener poco tiempo para el Señor y poco tiempo también para nosotros. Se acaba por estar absorbidos por el “hacer”. ¿Acaso no es cierto que a menudo la actividad quien nos posee, la sociedad con sus múltiples intereses la que monopoliza nuestra atención? ¿Acaso no es cierto que dedicamos mucho tiempo a la diversión y a ocios de diverso tipo?"





- "El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos empezando, nos invita a detenernos en silencio para captar una presencia. Es una invitación a comprender que cada acontecimiento de la jornada es un gesto que Dios nos dirige, signo de la atención que tiene por cada uno de nosotros. ¡Cuántas veces Dios nos hace percibir algo de su amor!"





- "El hombre, en su vida, está en constante espera: cuando es niño quiere crecer, de adulto tiende a la realización y al éxito, avanzando en la edad, aspira al merecido descanso. Pero llega el tiempo en el que descubre que ha esperado demasiado poco si, más allá de la profesión o de la posición social, no le queda nada más que esperar. La esperanza marca el camino de la humanidad, pero para los cristianos está animada por una certeza: el Señor está presente en el transcurso de nuestra vida, nos acompaña y un día secará también nuestras lágrimas".







- "Si el presente queda vacío, cada instante que pasa parece exageradamente largo, y la espera se transforma en un peso demasiado grave, porque el futuro es totalmente incierto. Cuando en cambio el tiempo está dotado de sentido y percibimos en cada instante algo específico y valioso, entonces la alegría de la espera hace el presente más precioso".





- "Me alegra saber que en vuestras familias se conserva la costumbre de hacer el pesebre. Pero no basta con repetir un gesto tradicional, aunque sea importante. Hay que intentar vivir en la realidad del día a día lo que el pesebre representa, es decir el amor de Cristo, su humildad, su pobreza".





- "El pesebre es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría. Ésta no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amado por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse unos a otros".







- "Miremos el pesebre: la Virgen y san José no parecen una familia muy afortunada; han tenido su primer hijo en medio de grandes dificultades; sin embargo están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan, y sobre todo están seguros de que en su historia está la obra Dios, Quien se ha hecho presente en el pequeño Jesús".





- "Para alegrarnos, necesitamos no sólo cosas, sino amor y verdad: necesitamos a un Dios cercano, que calienta nuestro corazón, y responde a nuestros anhelos más profundos".





- "¡Qué alegría inmensa tener por madre a María Inmaculada! Cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión del mal, podemos dirigirnos a Ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo".

lunes, 7 de noviembre de 2011

FESTEJAMOS EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS


Los chicos de Catequesis de Iniciación vivieron su Fogón de Todos los Santos. Convocados en la parroquia compartieron distintas representaciones y trabajos en torno a esta gran celebración de la Iglesia en la que conmemoramos e invocamos a los miles y miles de bautizados que ya están gozando del Reino Celestial.





Un modo de poner de relieve aquella meta sobrenatural. El vivir cristiano tiene una meta que va más allá de lo que experimentamos en este mundo sensible. Y es una vocación a la que estan llamados todos los hombres y cuánto más, todos los bautizados. La sociedad moderna pone de relieve una realidad intramundana marcada por fantasmas, brujas y lugares tenebrosos y oscuros, haciendo propaganda de un mundo sobrenatural que es el que fue ya vencido por Cristo en la Cruz. Y es tanta la propaganda y el apego a estas actitudes propiamente paganas, que los cristianos tenemos que hacer el esfuerzo de que nuestros niños vivan las realidades espirituales como el bien al que se aspira. Pero, sobre todo, que deseen y busquen el camino hacia el Cielo, lugar sobrenatural, pero ya presente entre nosotros y hacia el cual nos quiere llevar el Señor.





Los discípulos del Señor podemos quedarnos deseando sólo los bienes de este mundo. Aún las gracias divinas que pedimos para nuestro diario vivir. Es bueno hacerlo, claro. Pero es necesario recordar para qué pedimos estas gracias particulares. Las pedimos para poder vivir desde ahora esta vocación que será plena cuando nos encontremos cara a cara con nuestro Padre Dios: la santidad.





Presentar a los chicos la vida de los santos es estimularlos a vivir su vocación a la santidad viendo ejemplos de quienes alcanzaron la meta. Se puede ser santo. Es el gran mensaje de esta jornada para todos los cristianos. Ahora nos toca a nosotros que digamos: queremos ser santos.






 













 





 








































PRIMERA CONFESIÓN


Dentro de las actividades de Noviembre que iremos poniendo en nuestro blog, se destaca la primera confesión de los niños de Primera Comunión. Este Sacramento de la Confesión o Reconciliación es otro de los bienes de la gracia que los chicos aprenden a vivir en esta preparación de su Primera Comunión.





Muchas veces se relaciona la Confesión con la Comunión, creando la conciencia de que "para comulgar antes hay que confesarse". Es cierto que para comulgar antes hay que estar en gracia de Dios, es decir, no haberla perdido por haber cometido un pecado grave. Y en ese caso sí hay que confesar ese y todos los pecados cometidos. Pero no es tan cierto que es necesario confesarse para comulgar. Porque la gracia santificante que tenemos por el Bautismo no se pierde si hemos cometido un pecado venial, o sea, un pecado leve.





En esta primera experiencia del Sacramento de la Confesión, los chicos han experimentado la Misericordia de Dios que perdona los pecados cometidos después del Bautismo por medio de este Sacramento. Y aprenden a vivirlo desde la fe y a celebrarlo. ¡Cuánta importancia tiene para un discípulo del Señor vivir con frecuencia este Sacramento! Los chicos aprendieron que la Confesión es un medio necesario cuando se comete un pecado grave, pero que también es muy recomendable confesarse con frecuencia aunque no se hayan cometido pecados graves. Esto es porque cada Sacramento tiene una gracia propia. En este caso, la gracia o don de Dios que contiene el Sacramento de la Reconciliación es la fortaleza para vivir en el camino de la Santidad. Esta fortaleza nos previene de cometer pecados graves, ilumina nuestra inteligencia para reconocer el camino del bien y evitar el mal, y fortalece nuestra voluntad para obrar en consecuencia de ese bien.





Los padres cristianos tienen que estimular a los hijos niños a confesarse periódicamente. No presionándolos para hacerlo, claro está. Menos aún chantajeàndolos, como cuando se les recrimina un mal comportamiento diciéndoles "¡Tenés que confesarte!". Eso no ayuda a la conciencia del niño que verá el Sacramento como un castigo o una prueba de su malicia. Lo que siempre debemos reconocer y hacer reconocer a los demás en los Sacramentos es el amor de Dios y su misericordia. Cada Sacramento es una caricia de Dios para nosotros. Debemos desearlos. Desear recibir el perdón de Dios, desear recibir el Cuerpo de Jesús en la Comunión.






















VIGILIA DE ORACIÓN POR LA VIDA




El lunes 31 de octubre, como estaba previsto, se llevó a cabo la vigilia de oración por la vida. Una hora de adoración al Santísimo Sacramento para darle gracias a Dios por el Don de la Vida y pedir que proteja a nuestra Patria del genocidio del aborto. Rezamos a nuestra Santísima y siempre Madre, la Virgen María, el santo rosario por los niños por nacer y al finalizar encendimos, cada orador, un cirio, una luz por todos los niños asesinados en el aborto y por nosotros para ser luz del mundo, luz en la vida de cada hermano, para llevar el Evangelio de la VIDA, en el lugar que estemos.




























miércoles, 2 de noviembre de 2011

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS


Ayer recordábamos la fiesta de todos los Santos, los que ya gozan del Señor. Hoy recordamos a los que se purifican en el Purgatorio, antes de su entrada en la gloria. El Purgatorio es la mansión temporal de los que murieron en gracia hasta purificarse totalmente. "es el noviciado de la visión de Dios", dice el P. Fáber.





Es el lugar donde se pulen las piedras de la Jerusalén celestial. Es el lazareto en que el pasajero contaminado se detiene ante el puerto, para poder curarse y entrar en la patria.







Pero en el Purgatorio hay alegría. Y hay alegría, porque hay esperanza; en él sólo están los salvados. Santa Francisca Romana tuvo un día una visión de este lugar y dijo: "esta es la mansión de la esperanza".





Es una esperanza con dolor: el fuego purificador. Pero es un dolor aminorado por la esperanza. La ausencia del amado es un cruel martirio, pues el anhelo de todo amante es la visión, la presencia y la posesión. Si las almas santas ya sufrieron esta ausencia en la tierra. -"que muero porque no muero", clamaba Sta. Teresa de Jesús-, mucho mayor será el hambre y sed y fiebre de Dios que sientan las almas ya liberadas de las ataduras corporales.





Las almas del Purgatorio ya no pueden merecer. Pero Dios nos ha concedido a nosotros el poder maravilloso de aliviar sus penas, de acelerar su entrada en el Paraíso. Así se realiza por el Dogma consolador de la Comunión de los Santos, por la relación e interdependencia de todos los fieles de Cristo, los que están en la tierra, en el cielo o en el Purgatorio. Con nuestras buenas obras y oraciones -nuestros pequeños méritos- podemos aplicar a los DIFUNTOS los méritos infinitos de Cristo.






Los paganos deshojaban rosas y tejían guirnaldas en honor de los difuntos. Nosotros debemos hacer más. "un cristiano -dice San Ambrosio- tiene mejores presentes. cubrid de rosas, si queréis, los mausoleos pero envolvedlos, sobre todo, en aromas de oraciones".


 

De este modo, la muerte cristiana, unida a la de Cristo, tiene un aspecto pascual: es el transito de la vida terrena a la vida eterna.