lunes, 7 de noviembre de 2011

PRIMERA CONFESIÓN


Dentro de las actividades de Noviembre que iremos poniendo en nuestro blog, se destaca la primera confesión de los niños de Primera Comunión. Este Sacramento de la Confesión o Reconciliación es otro de los bienes de la gracia que los chicos aprenden a vivir en esta preparación de su Primera Comunión.





Muchas veces se relaciona la Confesión con la Comunión, creando la conciencia de que "para comulgar antes hay que confesarse". Es cierto que para comulgar antes hay que estar en gracia de Dios, es decir, no haberla perdido por haber cometido un pecado grave. Y en ese caso sí hay que confesar ese y todos los pecados cometidos. Pero no es tan cierto que es necesario confesarse para comulgar. Porque la gracia santificante que tenemos por el Bautismo no se pierde si hemos cometido un pecado venial, o sea, un pecado leve.





En esta primera experiencia del Sacramento de la Confesión, los chicos han experimentado la Misericordia de Dios que perdona los pecados cometidos después del Bautismo por medio de este Sacramento. Y aprenden a vivirlo desde la fe y a celebrarlo. ¡Cuánta importancia tiene para un discípulo del Señor vivir con frecuencia este Sacramento! Los chicos aprendieron que la Confesión es un medio necesario cuando se comete un pecado grave, pero que también es muy recomendable confesarse con frecuencia aunque no se hayan cometido pecados graves. Esto es porque cada Sacramento tiene una gracia propia. En este caso, la gracia o don de Dios que contiene el Sacramento de la Reconciliación es la fortaleza para vivir en el camino de la Santidad. Esta fortaleza nos previene de cometer pecados graves, ilumina nuestra inteligencia para reconocer el camino del bien y evitar el mal, y fortalece nuestra voluntad para obrar en consecuencia de ese bien.





Los padres cristianos tienen que estimular a los hijos niños a confesarse periódicamente. No presionándolos para hacerlo, claro está. Menos aún chantajeàndolos, como cuando se les recrimina un mal comportamiento diciéndoles "¡Tenés que confesarte!". Eso no ayuda a la conciencia del niño que verá el Sacramento como un castigo o una prueba de su malicia. Lo que siempre debemos reconocer y hacer reconocer a los demás en los Sacramentos es el amor de Dios y su misericordia. Cada Sacramento es una caricia de Dios para nosotros. Debemos desearlos. Desear recibir el perdón de Dios, desear recibir el Cuerpo de Jesús en la Comunión.






















No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario