Los chicos de Catequesis de Iniciación vivieron su Fogón de Todos los Santos. Convocados en la parroquia compartieron distintas representaciones y trabajos en torno a esta gran celebración de la Iglesia en la que conmemoramos e invocamos a los miles y miles de bautizados que ya están gozando del Reino Celestial.
Un modo de poner de relieve aquella meta sobrenatural. El vivir cristiano tiene una meta que va más allá de lo que experimentamos en este mundo sensible. Y es una vocación a la que estan llamados todos los hombres y cuánto más, todos los bautizados. La sociedad moderna pone de relieve una realidad intramundana marcada por fantasmas, brujas y lugares tenebrosos y oscuros, haciendo propaganda de un mundo sobrenatural que es el que fue ya vencido por Cristo en la Cruz. Y es tanta la propaganda y el apego a estas actitudes propiamente paganas, que los cristianos tenemos que hacer el esfuerzo de que nuestros niños vivan las realidades espirituales como el bien al que se aspira. Pero, sobre todo, que deseen y busquen el camino hacia el Cielo, lugar sobrenatural, pero ya presente entre nosotros y hacia el cual nos quiere llevar el Señor.
Los discípulos del Señor podemos quedarnos deseando sólo los bienes de este mundo. Aún las gracias divinas que pedimos para nuestro diario vivir. Es bueno hacerlo, claro. Pero es necesario recordar para qué pedimos estas gracias particulares. Las pedimos para poder vivir desde ahora esta vocación que será plena cuando nos encontremos cara a cara con nuestro Padre Dios: la santidad.
Presentar a los chicos la vida de los santos es estimularlos a vivir su vocación a la santidad viendo ejemplos de quienes alcanzaron la meta. Se puede ser santo. Es el gran mensaje de esta jornada para todos los cristianos. Ahora nos toca a nosotros que digamos: queremos ser santos.
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