miércoles, 9 de mayo de 2012

SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN DE LUJÁN




Ayer, 8 de mayo, tubo su broche de oro la gran
fiesta, vivida en nuestra parroquia, en honor a nuestra Patrona, la Virgen de
Luján, con la celebración de la Sagrada Eucaristía, la Misa, centro de la vida
de todo cristiano, de donde emanan todas las gracias y bendiciones de nuestro
Señor. Allí, Cristo se ofrece al Padre, una vez más para darnos Vida . Y, como
siempre, junto al Hijo está la Madre, esa Madre que se entregó a la Voluntad
del Padre, hasta el último instante y esperó con fe, confiando en sus Divinas
Promesas. Por eso María es imagen de oración perfecta, de espera y confianza en
el Señor. Así es, como los cristianos, hijos de Dios y miembros de una misma
Iglesia, adoramos a Jesucristo en la Sagrada Eucaristía y veneramos a María
Virgen, nuestra Madre que implora al Padre por cada uno de sus hijos.






El día de la Solemnidad de Ntra. Sra. de Luján,
comenzó por la mañana con el Rosario de la Aurora a las 7.30hs. y por la tarde
la Misa Solemne a las 18hs., con un gran número de fieles, a pesar de ser un día
laborable. Le agradecemos al Padre Josue DJ y a los Hermanos Discípulos de Jesús, que vinieron a acompañarnos en este día Patronal, desde la Parroquia Santa Teresa, del partido de Garín.





En nuestro diario vivir, no dejemos de suplicar a María, Madre
Cristo y Madre de la Iglesia que aumente, cada día más, nuestra fe y nos haga
alcanzar el Divino Espíritu del Padre, como Ella, con un corazón que late de
amor y un espíritu de profunda oración en intimidad con Cristo, el Maestro.





Supliquemos a nuestra Madre, por nuestra Patria,
con la oración que el Beato Juan Pablo II rezó, al consagrar a nuestra Argentina a la Virgen, en su visita en
1987.




Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján,

la patria argentina, pacificada y reconciliada,

las esperanzas y anhelos de este pueblo,

la Iglesia con sus Pastores y sus fieles,

las familias para que crezcan en santidad,

los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación,

humana y cristiana,

en una sociedad que cultive sin desfallecimiento

los valores del espíritu.





Te encomiendo a todos los que sufren,

a los pobres, a los enfermos, a los marginados;

a los que la violencia separó para siempre de nuestra compañía,


pero permanecen presentes ante el Señor de la
historia

y son hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la Vida.

Haz que la Argentina entera sea fiel al Evangelio,

y abra de par en par su corazón

a Cristo, el Redentor del hombre,

la Esperanza de la humanidad.

































































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